La concentración de empresas e industria en grandes urbes, la despoblación de las zonas rurales y nuestro actual estilo de vida determinará cómo serán o deberán ser las ciudades del futuro.
A principios del siglo pasado apenas un 12% de la población mundial vivía en ciudades. En el año 1900 Madrid tenía unos 775.000 habitantes y Barcelona 533.000; en la actualidad ambas cuentan con varios millones de censados.
El gran reto de las grandes ciudades será organizar el espacio, recursos, tráfico y seguridad; por ello tecnología, sostenibilidad y autosuficiencia serán las claves del futuro.
Movilidad.
Sin ninguna duda en las ciudades del futuro será menos habitual utilizar vehículos particulares y los residentes apostarán por compartirlos o usar el transporte público. Los peatones y ciclistas serán los protagonistas junto con los pasillos rodantes y el carril bici.
Sostenibilidad medio ambiental.
La electricidad es el segundo mayor contribuyente a las emisiones de carbono. La iluminación y la climatización de los edificios utilizan una gran cantidad de energía y recursos. Los edificios del futuro serán autosuficientes, incorporarán panales fotovoltaicos y sistemas inteligentes de seguimiento solar.
Tecnología
En un futuro no muy lejano podremos controlar prácticamente todo desde nuestros smartphones y otros dispositivos. En las ciudades el futuro todo estará conectado, contarán con sensores de medición que se utilizarán para obtener niveles de ruido, humedad o tráfico entre otros. Con estos datos se puede predecir una situación o solucionar determinados problemas. Parece algo muy futurista, pero en ciudades como Santander ya se están utilizando este tipo de tecnologías, también cuentan con aplicaciones que les informan del estado de las playas, la ocupación de las bibliotecas o de los parkings públicos.
Espacio y Arquitectura.
Probablemente para 2050 la población mundial supere los 10 mil millones de personas, la inmensa mayoría vivirá en grandes urbes. Para solucionar los problemas de densidad de población se estudian nuevos materiales, crecer en altura e incluso en niveles subterráneos. Ciudades como Seúl, Tokio o Singapur retratan muy bien como podrían ser las nuevas urbes, edificios muy altos acordes al proceso de urbanización que hemos experimentado en las últimas décadas. Las casas unifamiliares y edificios de poca altura pasarán a un segundo plano.